17 abril, 2011

La sombra en mis sueños



Personajes: Harry Potter y Severus Snape

Advertencia: AU - Lemon

Genero: Romance, Angustia

Clasificación: NC-17

Disclaimers: Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, son propiedad de J. K. Rowling. La canción de Fondo es el tema principal de la obra “el fantasma de la opera” que obviamente no es mía.

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Como cada noche, siguió a sus amigos a lo largo de los pasillos del colegio, para dirigirse a los dormitorios.
Harry.
Volteó rápidamente, pero como siempre y desde hace un tiempo, no había nadie en el pasillo. Tampoco podía ser parsel, lo reconocería al instante y ciertamente Voldemort no era, simplemente por que lo había matado hace unos meses atrás.
¿Puede ser su fantasma?
Le susurró una voz en su cabeza, pero lo descartó enseguida. ¿Qué caso tenia asustarse por un fantasma? Nada, no había nada que lo pudiera dañar, los fantasmas no dañan, los fantasmas sólo espantan.
¿Y acaso, no estas asustado?
Claro que lo estaba. Aun a sus diecisiete años, Harry era un chico que había vivido demasiadas cosas como para no aterrarse de escuchar voces de la nada.
Harry
Trató de cerrar su mente para no escuchar, pero las voces alrededor lo distraían.
—¡Harry! —Le gritó Hermione al ver que no reaccionaba.
Llegó a saltar, no había para que negar, el grito de Hermione lo trajo de vuelta a la realidad.
Giró para ambos lados y se dio cuenta, para su desgracia, que eran el centro de atención.
—¿Qué es lo que pasa contigo hermano? —Le preguntó Ron,  preocupado por las reacciones que Harry, estaba teniendo desde hace algún tiempo.
—Nada, Ron —dijo con voz cancina —no me pasa nada —caminó delante de sus amigos, pero instintivamente lo hacía para que cubrieran sus espaldas.
Desde las sombras, una sonrisa tétrica se escondía, degustando el hecho, de estar volviendo loco al-niño-que-venció. Tal como en su momento había aparecido, se escabulló, para mezclarse entre la gente.

Corría por los pasillos y esa extraña sombra lo seguía, no lo dejaba en paz y ni siquiera era como si corriera para alcanzarlo, solamente lo seguía.
Corrió por casi todo el pasillo, las pocas personas a su alrededor, parecían no tomarlo en cuenta y por mas que tratara de hablar no podía.
¿Un hechizo para desaparecer mi presencia?
Era una idea estúpida, pero era lo único que tenía.
Cayó al piso, tras pisar mal. Con temor se dio vuelta y se dio cuenta que la presencia se acercaba mas a el. Se arrastró todo lo que pudo, hasta que su espalda chocó con la pared.
No temas.
Esa voz de nuevo, acaso era esa persona quien lo vigilaba por los pasillos de Hogwarts.
Lentamente elevó la mirada y se fijó que era un hombre. Nada más podía apreciar una capa oscura, pero plateada por dentro. Levantó más la mirada, para ver el rostro de quien lo perseguía, pero no pudo verlo, una máscara blanca cubría la parte superior de su rostro.
¡Un mortífago!
Como demonios había entrado un mortífago en el colegio y nadie se había dado cuenta. Ahora si que estaba aterrado.
Se puso de pie como pudo y trató de huir de nuevo, pero el sujeto lo tomó de un brazo y se lo impidió.
—¡Suéltame! —Increíblemente su voz salía fuerte y clara. No como antes en que nadie lo escuchaba, ahora estaba seguro de que lo habían hechizado.
¿De quien huyes? —Le preguntó con un tono prepotente. Una voz que  hizo estremecer al muchacho.
Sintió como se le helaba la sangre al ver que el tipo lo conducía afuera del colegio. Por más que pataleaba y gritaba, nadie lo oía, nadie lo ayudaba.
Llegaron a un claro en el bosque prohibido y el tipo lo arrojó al suelo.
Hasta aquí llego el paseo —y poco a poco se fue sacando la máscara.
La luz de la luna lo iluminó por completo. Harry exclamó un grito de asombro, que se coló por sus dedos que cubrían su boca.
—¡Harry! —Se levantó de golpe y miró a todos lados.
—¡¿Harry, estas bien?! —Le preguntó Neville.
Estaba en sus habitaciones, mas específicamente en su cuarto y sus amigos estaban alrededor con caras de preocupación.
—¿Qué me pasó? —Dijo pasándose la mano por la frente para quitar el sudor.
—Empezaste a gritar como desesperado —le informó Dean, mientras se sentaba a los pies de la cama, igual que Neville y Ron.
—No podíamos despertarte —le dijo Nev, mientras le extendía un vaso de agua.
—¿Qué fue lo que soñabas? —Le preguntó Ron
—No se… se que era algo importante, pero lo olvidé —dijo angustiado —alguien me seguía, pero mas no recuerdo —dejó salir el aire que tenia retenido.
—Trata de dormir compañero, mañana tenemos clases temprano y nos tocas tres horas de pociones —le comunicó el pelirrojo.
Todos se acostaron de nuevo, pero Harry no podía dormir, no lograba quitar la angustia de su pecho.
El amanecer llegó más rápido de lo que hubiera querido. No había podido dormir nada, desde esa pesadilla.
Se levantó y se dirigió al baño. Al  ver que sus compañeros aun no despertaban se introdujo en la ducha y dejó que el agua se llevara sus recuerdos.
Harry.
Un estremecimiento recorrió su cuerpo y se abrazó a si mismo cerrando los ojos con fuerza. Se dejó caer y pasó sus brazos alrededor  de sus pies y escondió su rostro en sus rodillas.
¿De quien huyes, Harry?
De nuevo esa pregunta  y el no tenía la respuesta. No sabía quien lo estaba torturando de esa manera.
Se levantó ágilmente y se vistió con rapidez. Su corazón se desembocaba y torpemente abrió la puerta. Al salir encontró a sus amigos despiertos, o sea medios despiertos, por que aun estaban muy embobados por el despertar.
—¿Harry? —Lo llamó Ron, pero el ojiverde salió corriendo del lugar.
Corrió por los pasillos y cubrió su boca para que el llanto no saliera. Sentía que la oscuridad lo cubría y el terror se hacía más inmenso.
—¡Deténgase ahí mismo, Potter! —Gritó una voz al final del pasillo.
Harry vio quien lo había detenido y caminó hasta el hombre de pie frente a el.
—Profesor Snape —trató de decir algo, pero no pudo, sólo vio que todo se hacía negro y caía lentamente en la inconciencia.
El pocionísta lo sujetó antes de que cayera en un golpe seco y  los sostuvo con un brazo.
—Potter —lo llamó, golpeando sus mejillas, pero el moreno no reaccionaba.
Lo cargó en brazos y se dirigió a la enfermería. Cuando llego allí lo dejó en una  camilla y madame Pomfrey lo examinó al instante.
—No tiene nada, sólo es estrés que adujo a la batalla final, pero nada físicamente —le dijo tranquila.
—Pero a veces una mente dañada es más peligrosa que un mal corporal —le agregó un hombre desde la puerta.
Ambos se dieron vuelta encontrando al director Dumbledore en la puerta.
—¿A que se refiere con eso, director? —Preguntó Severus.
—He estado observando a Harry y no he podido evitar, ver que esta cada vez mas nervioso, mas paranoico y creo que eso lo llevó hasta este punto —les dijo mientras lo apuntaba en la camilla.
Poco a poco fue recobrando el sentido y fue conciente del lugar en el que se encontraban. Se incorporó en la cama, pero no les dijo nada a las personas que estaban en el lugar y  los otros prefirieron no preguntarle tampoco. No era recomendable en esos momentos.

Los días pasaron y desde ese episodio sus sueños se volvieron a repetir muchas veces más.
Maldijo internamente que llegara la hora de dormir. Algo en su interior se removía cada vez que pensaba en su lecho de sueños. Cada vez que su mente procesaba la idea de apoyar su cabeza en la almohada y dejar de pensar.

In sleep he sang to me / En el sueño él me cantó
In dreams he came / En sueños él vino
That voice which calls to me / Aquella voz que se llama a mí
And speaks my name / Y habla mi nombre
And do I dream again / Y haga sueño otra vez
For now I find / Por ahora encuentro

Sabía que era un sueño, pero se había cansado de correr, sólo veía como todo se repetía una y otra vez.
Aparecía ese sujeto y lo agarraba del brazo para sacarlo del colegio y en el claro del bosque prohibido se sacaba la máscara.
Nunca alcanzaba a verlo, siempre se despertaba antes de que pudiera saber quien era el hombre que lo visitaba en sus sueños.

Sing once again with me / Cante otra vez conmigo
Our strange duet / Nuestro dúo extraño
My power over you / Mi poder sobre usted
Grows stronger yet / Se pone más fuerte aún
And though you turn from me / Y aunque usted da vuelta de mí
To glance behind / Echar un vistazo detrás

Hoy era Halloween y celebraría un nuevo aniversario de muerte de sus padres. Todo el mundo estaba ansioso de la fiesta que se celebraría esa noche.
Realmente no tenía ganas de asistir a ningún lugar, pero Hermione y Ron lo habían terminado convenciendo.
No buscó un disfraz, no quería usar nada que le recordaba que estaba en una fiesta, no se sentía con ánimos de celebrar. Simplemente se puso un pantalón negro y una camisa blanca.
Bajó junto a los chicos y se dio cuenta que el lugar estaba repleto de gente y todos con trajes geniales.
Ron y Hermione se pusieron a bailar luego de pasar un rato con él, pero honestamente no tenía ganas de seguir allí.
De repente dirigió su mirada a un punto del salón y lo vio.
Ataviado con un pantalón de tela negra y camisa blanca con los primeros botones abiertos, cubierto por una capa negra con plateado por dentro y la mascara blanca que cubría la parte superior de su cara.
Se levantó de golpe al ver que salía del lugar.
Lo siguió por los pasillos, pero por más que corría no lo alcanzaba.
Llegaron al claro del bosque y se dispuso a esperar que nuevamente su sueño se acabara.
Eso nunca pasó, solo vio que el hombre se acercaba y lo agarraba por la cintura para elevarlo un poco.
—Harry.
Esa voz retumbó en sus oídos, como si fuera un eco muy profundo, ya no era la voz que silbaba en sus sueños.
No puso oposición al ver que iba descendiendo y comenzaba a rozar sus labios con los de él. Se dejó besar por esos labios posesivos y extendió una mano para pasarla por el cuello de aquel hombre.
Sabía que no le gustaría nada lo que encontraría, pero necesitaba saber quien era la persona de que se había enamorado en estos meses, desde que empezó a acosarlo en sueños y pasillos.
Con la mano que tenía libre sostuvo la mascara de aquel hombre y se sorprendió al ver quien era.

Those who have seen your face / Los que han visto su cara
Draw back in fear / Retroceda en el miedo
I am the mask you wear / Soy la máscara que usted lleva
It's me they hear / Soy yo ellos se enteran
My/your spirit and your/my voice / Mi/su espíritu y su/mi voz
In one combined / En un combinado

—Profesor Snape —dijo en un susurro, luego de comprobar quien era.
El hombre se separó rápidamente al verse descubierto, pero Harry lo detuvo por un brazo.
—Suélteme —le dijo el hombre, pero sin mirarlo a la cara.
—No, usted no me soltó cuando se lo pedí —le dijo con voz ahogada, por fin sabía quien era el hombre y no lo iba a dejar. Mucho menos después de probar sus besos.
Lo encaró parado frente a él. Y tomando todo el valor que en algún momento le sacó en cara, se empinó y lo besó fervientemente.
Severus no reaccionó en primera estancia, pero pocos segundos le bastaron para volver a tomar la cintura del moreno y lo abrazó fuertemente contra su cuerpo.
Siguieron así por unos minutos, besándose, mordiéndose, acariciando el cuerpo contrario.
Todo alrededor había desaparecido.
Nada en el fenomenal universo, era más importante que compartir ese momento tan íntimo.
—Yo… —trató de hablar el oji-verde, pero los labios que ahora succionaban su cuello —Necesito… haaa… saber —le indicó como pudo, sólo en ese momento el mayor lo miró a los ojos.
Era increíble la pasión que se podían ver en esos ojos negros, tan inmensos y profundos, que te invitaban a perderte en ellos, eternamente.
—¿Quieres saber, el por que de los sueños? —Le dijo acariciando su mejilla, con la parte trasera de su mano derecha, mientras que la otra, la seguía manteniendo en la cintura de Harry, sin darle posibilidades de escapar.
—Creo que si —respondió, cerrando los ojos para poder sentir mejor las caricias del mayor.
—En un principio quería que olvidaras estas fechas —Harry lo miró sorprendido ¿Y por que no decirlo?, un tanto confundido. Severus sonrió y lo abrazó con fuerza, logrando que la cabeza del menor, quedara apoyada en su pecho —Todos los años, desde que entraste en Hogwarts, te deprimías al extremo en estas fechas —lo llevó hasta unas rocas y se sentó en ellas con el menor sentado en su regazo —la idea era que tu mente estuviera ocupada, estaba seguro de que te las arreglarías para tratar de averiguar de quien se trataba y así olvidarías lo demás —le confesó, sin dejar de abrazarlo.
—Pero no resulto así —le informo Harry, pero ni aun así se movió de su cómodo lugar —pensé que me estaban asechando, y que me querían asesinar —luego de eso se removió incómodo —hasta que me acostumbre a los sueños y… —no sabía si decirlo o no. No estaba seguro de cómo reaccionaria su profesor.
—Te enamoraste de tu acechador —le completó sonriendo de lado al ver las mejillas rojas del oji-verde.
—¿C-cómo? —Lo vio a los ojos, estaba impresionado de que haya llegado a esa deducción.
—Harry —dijo negando con la cabeza —soy master en muchas materias y una de esas es Legeremancia —vio que aun así, el menor no caía en cuenta —pasabas todo el día pensando en la sombra que te seguía y cada vez que alguien te hacía reaccionar, tus mejillas tomaban el mismo color que ahora —le dijo, depositando un beso en esas mejillas sonrojadas.
Lo alejó un poco de él y cazó sus labios en un beso ansioso. Harry se asustó al pensar que iban a caer y se aferró con fuerza al cuello de su profesor, mientras abría la boca para que el otro recorriera con su lengua cada parte de sus paredes internas. Sentía como el mayor lo iba acostando en el césped y sus manos se habrían camino por su estrecha cintura.
—Severus —un gemido lastimero salió de su garganta, al sentir las grandes manos posadas ahora, en su trasero y como lentamente iban apretando más.
Severus se sentó de repente, separándose de aquellos carnosos labios que le habían estado quitando el aliento y se quitó la capa que aun traía colgada en los hombros. Ocupó el pedazo de tela para ponerlo bajo el menor y así su piel, la cual esperaba  ver completamente desnuda, no entrara en contacto con la hierba.
Comenzó a desabrochar la camisa blanca, que cubría el fino pecho del morenito y dejó al descubierto los pezones erectos por el frío. Se agachó a tomar uno de ellos entre sus labios y los succionó con gula, mientras sus manos se encargaban de estimular el otro pezón.
Los jadeos salían de la boca de Harry, sin que este pudiera hacer nada por evitarlo. El calor recorría cada fibra de su ser. Su corazón se desembocaba y sólo podía sentir los labios de su profesor, sobre toda su anatomía.
El mayor  comenzó a bajar, dejando un camino de saliva que estimulaba más a su joven amante. El viento hacia un acompañamiento perfecto en contacto con la piel.
Harry quería tocar, quería sentir y así trato de hacerlo. Estiró sus manos y atrajo al mayor para devorar sus labios y tratar de quitar la mayor cantidad de ropa, que sus sentidos le permitían quitar. Por que en honor  a la verdad, muy cuerdo no se encontraba en esos momentos.
—Harry —le susurró al oído y mordió su lóbulo derecho, mientras lentamente comenzaba a desabrochar el cinturón del pantalón, que aprisionaba su más oculta obsesión.
Harry se sobresaltó al sentir la mano del mayor, tomar posesión de su miembro, pero la corriente eléctrica que recorrió su espina dorsal, mando su temor a un extremo muy escondido de su cerebro.
Los sollozos  salían de su garganta, rogándole al mayor que llevara su agonía a buen puerto.
—Calma, amor —le dijo el mayor, mientras se posicionaba entre sus piernas y llevaba el miembro goteante del menor a sus labios. Un simple roce con la carne de sus labios, logró sacar un grito ahogado por parte de Harry.
Comenzó un vaivén incesante que le quebró el cerebro al oji verde, llevándolo a explotar en su boca, con un grito lleno de pasión, que mando una puntada al miembro del mayor.
Se deshizo de sus pantalones en un movimiento rápido al igual que los de Harry.
El oji verde jadeaba tratando de recoger todo el aire que le fuera posible, para poder respirar un poco.
Comenzó a besar cada parte de su cuerpo desnudo, mientras untaba sus dedos con un poco de la esencia de Harry, que aun corría por el miembro que poco a poco comenzaba a alzarse nuevamente.
Dirigió uno de sus dedos a la entrada del menor y presionando un poco lo hizo entrar lentamente.
Harry dio un respingo al sentir la pequeña incomodidad que significaba ese dedo en su interior, pero entre eso y los besos incesantes que Severus prodigaba a su cuerpo, era un poco difícil concentrarse en una sola cosa.
—Sev… —trató de decir algo, pero una increíble sensación invadió su cuerpo por completo, logrando que diera el grito más desgarrador que su garganta había dado hasta el momento.
—¿Así que te gusto? —Le susurro al oído, mientras volvía a tocar la próstata del oji verde y lanzándolo a la locura.
Golpeó muchas veces más ese punto, hasta que tres dedos habían entrado en el menor y se movían con mayor libertad.
Sacó sus dedos y ubicó su miembro en la entrada preparada y poco a poco comenzó a entrar.
—Es-espera —le dijo aterrado al sentir como se iba desgarrando y el dolor lo llenaba.
Severus vio sus ojos anegados en lágrimas, pero si salía ahora, sería peor, por lo que entró de un sólo golpe, sosteniendo las caderas del menor.
Harry gritó, gritó por el dolor que le produjo la penetración y dejó caer las lágrimas.
Severus se mantuvo quieto en su lugar y sólo se inclinó para besar los ojos de su amor, que ahora se derretían y son una de sus manos comenzó a masturbarlo, para tratar en algo, que olvidara el dolor de la ensartación.
Pasaron unos minutos para que Harry se sintiera un poco mejor y así se lo dio a saber, con un movimiento circular de sus caderas, que le dieron el vamos a Severus.
Salió lentamente del interior del Gry y con pesar vio su miembro, con unos hilos de sangre, por la virginidad corrompida de su amante. Se posicionó nuevamente y volvió a entrar, esta vez, tratando de dar con ese punto que hacía ver estrellas a Harry.
>>¡Merlín! —dio un gritillo de exclamación al sentir mil y un sensaciones nuevas.
Severus se sentía estrangular, pero se contuvo y fue acelerando lentamente las estocadas poco a poco.
—Más… más rápido —exigió el menor, y dando énfasis a sus palabras enredo sus piernas alrededor de las cinturas del mayor y presionó para que se enterrara mas a dentro —¡Si! —Gritó extasiado.
—¡Harry! —Se aferró a las caderas del menor y empezó a entrar de manera más rápida, más profunda, más apasionada.
Se besaban de manera salvaje. Severus mordía el cuerpo a su disposición,  dándole más énfasis al cuello.
Llegaron a un punto en que creyeron que explotarían, pero Severus quería ir mas allá así que lo tomó en sus brazos, sacando fuerzas de donde ya no tenía y aprovechando que el menor aun seguía con sus pies abrazado a sus caderas y lo llevó hasta la roca en que antes habían estado sentados y se ubicó allí, sacó su miembro del interior de Harry y lo hizo voltearse, para que la espalda de este quedara apoyada  en su pecho. Entró de nuevo y comenzó a elevarlo y dejarlo caer de manera rápida e implacable. Tomó el miembro de Harry y comenzó a moverlo al ritmo de las embestidas para llegar juntos al clímax.
Poco tiempo le faltó para lograr el orgasmo en conjunto. Un grito se ahogó en un beso tórrido que habían empezado segundos antes.
Trataron de regular la respiración lo más rápido posible.
Lentamente salió del cuerpo del menor y lo abrazó con fuerzas para impregnarse de su aroma.
—Es hora de volver —le susurró al oído y Harry sólo cerró los ojos.
Volvió a abrir los ojos, pero ya no se encontraba en  el claro en el bosque prohibido. Estaba en el  gran comedor y todo el mundo seguía en lo suyo. Ron y Hermione seguían bailando y la copa que unas horas antes, sostenía en sus manos, aun seguía allí.
No era posible…
¿Otro sueño?
Imposible.
Había sido todo real y él lo sabía. Se había entregado a Snape, Había hecho el amor con Severus Snape. No podía haber sido un sueño.
Se levantó de golpe y salió del gran comedor lo más rápido que sus pies le permitían. Llegó a la mazmorra. Fue a dar a la puerta del maestro de pociones, pero antes de llegar a tocarla si quiera, vio que esta se habría, dando paso al hombre que estaba buscando.
—Profesor —lo miró, tratando de buscar las palabras precisas, pero estas no salían.
Vio que el hombre salió un poco mas afuera y lo encaró.
—Aun no, Potter —le dijo en su tono habitual —aun eres mi alumno —y sin mas entró al despacho y cerró la puerta, dejando a un confundido Harry afuera.
No sabía que pasaba allí, pero si estaba seguro de algo, otra vez había sido un sueño, pero luego una sonrisa alumbró su rostro, una sonrisa que hacía mucho no mostraba. Snape le dijo que aun no, por que era su alumno, cosa que terminaba este año.
Se encamino a la torre de Gryffindor con esperanzas renovadas, el próximo año  ya no sería su alumno y quizás en ese momento, podría ver directamente a la sombra en sus sueños y decirle lo enamorado que está de el.

Fin

La cita



Personajes: Boromir - Legolas

Genero: Romance.

Advertencia: AU (completamente)

Clasificación: R        

Disclaimers: Los personajes de LORT no me pertenecen.

º0º0º0º0º0º

Boromir corrió todo lo que sus pies le daban. No podía ser que llegara tarde a su cita. Le había costado horrores aceptara encontrarse con Legolas, como para que se demorara esta primera vez.

Desde que el chico se le declarara (cosa que él sabía de ante mano), habían pasado un par de meses. En los cuales, ni él ni Legolas, había echo nade que no fuera éticamente correcto. Un par de roses disimulados y cositas por el estilo. Pero hoy era diferente. Ardía en deseo de encontrarse con su joven estudiante y besarlo hasta quedar sin aliento.

Llegó al café en donde Legolas trabajaba y el chico ya se encontraba afuera, consultando su reloj para luego levantar la vista. Se quedó perplejo ante el brillo increíble que adquirieron los ojazos de Legolas cuando lo vio. Su cabello, largo y rubio como el sol, se mecía por el viento que soplaba, sus mejillas rojas por el frio y quizás por otra cosa. Iba vestido para la ocasión. Casual.

—Lamento la demora —­le dijo cuando llegó a su lado.

—No hay problema. Acabo de terminar de trabajar.

Boromir sonrió. Sabía que el turno de Legolas había terminado hace casi una hora, y él no pudo llegar antes por que el director no los dejaba salir de la reunión. Maldito Gandalf.

Legolas vio como sacaba un paquete de entre sus ropas y se lo extendía. Se emocionó al descubrir unos finos chocolates que le fascinaban, pero lo que más le gustó fue lo que pasó después, cuando Boromir lo sostuvo entre sus brazos y lo besó. Cuanto había anhelado ese beso, esa cariñosa lengua metiéndose en su boca, y recorriéndola con locura. Era delicioso.

El moreno se separó del menos cuando ya no les quedaba más aire. Lo vio angelical, delicioso, incorruptible. No aguantó mucho más antes de volver a besarlo. Haría de ese día de los enamorados un día único. Se juró a si mismo.

—Feliz San Valentín, Boromir. —Le dijo Legolas, luego de cortar el beso.

No recibió respuesta en palabras, pero si otro beso para la que empezaría su nueva colección.

Fin

Feliz cumpleaños, Dragon


Personajes: Draco Malfoy - Harry Potter

Advertencias: AU=Universos Alternos.

Géneros: Humor, Romance.

Clasificación: G

Disclaimers: Los personajes de Harry Potter, no son míos, pertenecen a J. K. Rowling.

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Caminó por el pasillo de las mazmorras, con precaución… mas bien con miedo.

Estaba escondiéndose de la jauría de alumnos que querían “saludarlo por su cumpleaños” cosa completamente estúpido, por que él no aceptaría nada que proviniera de ese tipo de gente y no es que se creyera mas que ellos, solo que “era” mucho mejor que todos ellos.

No era arrogante, era acertado. ¿Por qué agradecer un regalo luego de aceptarlo, si no quería aceptarlo?

Llegó a la sala de pociones y entró con cuidado y cerró la puerta. Se fue a dar la vuelta, pero quedo cara a cara con unos lindos ojos verdes.

- ¿Qué haces aquí, Malfoy?

La voz de Harry salio despacio, como si quisiera hablar en susurro.

- Mas bien responde tú, Potter ¿Qué haces aquí?

- Por si no lo recuerdas… por tu culpa me castigo Snape y estaba en detención y… - se vio silenciado cuando Malfoy le puso una mano en la boca y lo arrastro a una puesta donde se guardaban los ingredientes de pociones - ¿Qué…?

­- Guarda silencio.

La voz de Malfoy susurrándole al oído lo hizo estremecer. ¿Qué tenia ese maldito rubio que hacia que sus hormonas saltaran como si estuvieran en carnaval?

La voz de un grupo de personas se escucho desde afuera.

- Aquí no se encuentra Malfoy.

- Entonces busquémoslo en otro lugar – una risita mal contenida se escucho – no me voy a rendir hasta que reciba mi regalo de cumpleaños.

Las voces y pasos se fueron alejando y con ellos, la mano de Draco que estaba en la boca de Harry.

- Creo que ya no tengo que preguntar que es lo que hacías aquí.

- Bien… no quiero que me encuentren – el aroma del cuerpo de Harry lo estaba volviendo loco y sin poder evitarlo se arrimó mas contra el cuerpo mas pequeño – no quiero recibir regalos, que tenga que agradecer.

­- ¡Oh bien! – Trató de alejarse un poco, pero la mano en su cintura no le dejaba ir mucho mas lejos – Eh, Malfoy… ¿Me podrías soltar?

- Por que mejor no me das un regalo.

Harry lo miró a los ojos y se fijo que estos lo miraban con lujuria. Bien, ya hablarían en algún otro momento.

- Feliz cumpleaños Dragón.

Draco sonrió de lado, al ver como el morenito se iba a cercando para darle un dulce beso. Ya tenía que hacer todo el día, para esconderse de los demás y disfrutar su cumpleaños, plenamente.


Fin.

Encuentro accidentado



Personajes: Harry Potter y Severus Snape

Advertencias: AU=Universos Alternos, Chan=Adulto/Menor, Mpreg=Embarazo Masculino.

Géneros: General, Humor, Romance.

Clasificación: NC-13

Disclaimers: Los personajes de Harry Potter, no son míos, pertenecen a J. K. Rowling. La idea original pertenece a Mer Snape.
 
º0º0º0º0º0º

Severus miraba la casa de Lily desde la entrada, hace años que no la veía.

Había tenido que salir del país hace cinco años. Luego de que una increíble investigación arrojara la existencia de plantas desconocidas aun para él.

Le había dolido, si. Pero todo eso fue recompensado cuando estuvo con los magos de México, que le enseñaron cosas increíbles sobre las propiedades del coatzontecoxóchitl. Ahora sus pociones tendrían mayor fuerza y duración de efecto, pero sólo eso era uno de sus alicientes para irse del país.

Trelawney le había detenido en uno de los pasillos de Hogwarts, cuando recién empezaba a dar clases allí y le dijo que en unos años nacería aquel que le haría palpitar el corazón de manera alarmante, logrando que su coraza de hierro cayera y no pudiera hacer nada contra el fuerte sentimiento que los mortales llamamos amor.

Demás esta decir que Severus se espantó. El que naciera en unos años más, significaba claramente que seria muy joven, pasando fácilmente por su hijo.

Estuvo dando clases en el colegio por cerca de seis años, hasta que la angustia de que las palabras de la (a veces) charlatana adivina se hicieran realidad, lo llevaron a abandonar su puesto como maestro de pociones, empezando a trabajar anónimamente para San Mungo y la enfermería de Hogwarts, ya que aparentemente, el nuevo maestro que lo reemplazaba no era lo suficientemente competente como para lograr proveer a la enfermería de los implementos que en esta se requerían.

Nunca perdió contacto con su amiga Lily, pero tampoco nunca la volvió a visitar.

Sabia que había tenido un hijo con Potter, y aun, luego de casi veinticinco años de saber de la relación de estos dos, no entendía como la inteligente, hábil y hermosa pelirroja, podía soportar al pedante, estúpido y mentecato de James Potter.

Ahora se encontraba frente a su casa, recordando que antes de irse a México, había mandado una carta a su amiga para que se encontraran en un café para despedirse. Esa fue la última vez que la vio y ahora los nervios lo consumían.

Se acercó a la casa con premura, sintiendo que su corazón se desbocaba. Ellos serian el primer contacto con gente conocida que tuviera después de su autoexilio.

Golpeó la puerta con suavidad, notando lo hermosa de la fachada. Una casa Blanca, con un gran pórtico, donde descansaba un asiento en el que fácilmente cabrían tres personas y una mesa delante con unas revistas viejas sobre ella. Las ventabas a los costados, dejaban que se apreciara las cortinas. Rojas, pensó sin extrañarse.

La puerta se abrió mientras el aun tenía sus nudillos sobre la madera, vio un cuerpo delgado, una mata de pelo negro que le llegaba al pecho, y como este parecía salir de la casa de espalda sin notar su presencia.

—Yo voy por ellos, mamá…

El golpe fue fuerte, debía admitirlo. Severus no se alcanzó a mover y sólo sintió cuando el cuerpo de la otra persona chocaba contra él, lanzándolo al suelo de manera alborotadora.

El cuerpo de la otra persona había quedado sobre él y vio como lentamente levantaba la cabeza y se quedó completamente congelado.

Un chico lo miraba casi asustado, con los mismos ojos que Lily le hubiese mirado la última vez que lo vio. Eran fascinantes, de un verde capas de hipnotizar a cualquiera.

Los pasos desde adentro obligaron a Harry a salir de su estupefacción y tratar de ponerse de pie, cosa que no podía ya que al darse cuenta de como quedaron en el suelo. El sentado a horcadas sobre un hombre que no conocía de nada.

— ¿Haciendo perversidades en la puerta de mi casa, Snape? No recordaba esa faceta de ti.

La molesta voz de James Potter le llegó de frente, teniendo que desviar la mirada de esos hermosos ojos verdes.

Lily llegó rápidamente y al ver a su amigo en el suelo, con su hijo sentado sobre él, reacciono como siempre se imaginó que haría.

— ¡Severus, volviste!

La mujer se lanzó contra los otros dos que seguían en el suelo. Harry, que no se había podido levantarse, quedó nuevamente contra el pecho del Severus, pero ahora, su madre estaba sobre él.

—Lily —la llamó casi sin aire —me aplastan.

La mujer no parecía poner atención en las palabras de su amigo y sólo se dedicaba a moverse tratando de abrasar a su amigo, sin notar que en el proceso hacia que su hijo terminara refregándose contra Severus.

—Mami —le dijo casi ahogado —necesito… respirar.

— ¡Oh, cariño! —Se puso de pie rápidamente y James se acercó a ayudar a su hijo a levantarse —Lo siento, hijo.

Harry estaba completamente rojo y agradeció a que sus padres no preguntaran, por que ciertamente no era por la falta de aire.

— ¿Qué te trae por aquí, Snape? —Le preguntó James, viendo como su mujer ayudaba al otro a ponerse de pie.

—No a verte a ti, eso esta claro —se sacudió un poco la ropa y agarró bien el bolso que tenía en el hombro —quería saludar a Lily, luego de pasar tantos años separados… —le dijo con tono desafiante.

—Severus —le retó Lily, pero con una sonrisa en los labios. No podía negar que le encantaban las disputas de su esposo y su amigo — ¡Oh, lo había olvidado! —Dijo emocionada y atrajo a Harry de un brazo, para que se parara a su lado —Harry, él es mi mejor amigo en Hogwarts y el mejor profesor de pociones que tuvo la escuela —le indicó mientras apuntaba a Severus, y luego se giró para que su hijo quedara frente a frente con Severus —Y este, es mi angelito —dijo de manera amorosa —en mi pequeño Harry.

—Pues, mucho gusto, Harry.

El menor sólo pudo estirar la mano cuando el hombre puso la suya frente a la suya.

Severus entró a la casa, cuando Lily le indicó que lo hiciera.

Harry se disculpó y subió a su dormitorio casi corriendo, para luego cerrar la puerta lo más rápido posible. Se recargó en ella y puso una mano sobre su pecho.

— ¿Que demonios fue lo que me pasó?

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Severus se quedó en el Valle de Godric, una pequeña casa estaba en arriendo y se decidió por ella. Podría pasar tiempo con su amiga Lily y resolver ese pequeño asunto que le quedó dando vuelta, y por pequeño, se refería a Harry Potter.

Bien, que el chico era una copia de James Potter, tenía una actitud encantadora, si por encantadora se toma en cuenta su sumisión y la mudes que mostró cuando lo conoció.

{}{}{}

— ¿Por que tengo que ir yo, mamá? —Le dijo Harry, mientras veía hacia la salida de la casa, como si temiera a que fuera a aparecer un espectro por ella —Es tu amigo…

—Y tu mi hijo, así que no me trates de cambiar el tema y ve a dejarle esas cosas a Severus.

Harry se mordió el labio inferior, tenía una suerte maldita. Salió de la casa sin tomar en cuenta a su padre que entraba en la cocina a tomar un baso de agua.

— ¿Dónde va Harry?

—A dejarle unos ingredientes a Severus —le dijo, sin importarle el que su esposo se estuviera atragantando con el agua —como viene recién llegando, su material es un poco limitado.

— ¡Mandaste a mi bebé con Snape!

{}{}{}

Severus sintió como golpeaban la puerta de su nueva casa y se dirigió a abrir. Le sorprendió ver a Harry en el pórtico, luciendo claramente incomodo.

—Buenos días, Harry.

El chico, como era de esperarse, se puso completamente rojo.

—Buenos días —no quiso levantar la cara en ningún momento —Mi madre le envía estas cosas —le dijo estirando la mano, para pasarle la bolsa.

— ¿Son los ingredientes que me prometió?

—Si.

Severus le recibió la bolsa y le sujetó de la mano.

— ¿Por qué no me acompaña un rato, joven Potter? Me gustaría saber que cosas nuevas han pasado en Hogwarts desde que me fui.

—Pero no le dije a mi madre…

—No tienes 11 años, Harry.

—Claro que no, pero.

—Bien —dijo dándose vuelta —la invitación esta extendida. Es cosa tuya si quieres quedarte o no.

Harry se mordió el labio al ver al hombre como se iba, pero es que lo ponía sumamente nervioso. Es verdad que no necesitaba decirle a su madre. Más que mal, tenía 18 años y hace bastante tiempo que no tenía que darle explicaciones a nadie.

Cerró la puerta de la entrada y se encaminó por el pasillo, siguiendo el camino que antes había hecho Severus.

Llegó a la cocina y le impresionó verla completamente modificada. Era obvio que había sido ampliada por un hechizo. La mitad era la cocina y la otra mitad, era un laboratorio de pociones. Notó que las cosas en la cocina parecían no tener nada.

—¿No ha comido?

Tarde se dio cuenta de que lo había dicho en voz alta, sólo la risa disimulada de Severus le devolvió a la realidad.

—No he comido muy bien, para ser francos, pero tengo que entregar unas pociones muy importantes y no he tenido tiempo de hacer más que unas tasas de café.

—Yo podría prepararle algo —se ofreció amablemente.

—No se si sería correcto.

Harry se acercó a ver la poción que estaba haciendo Severus. Se dio cuenta de que muchos de los ingredientes que habían sobre el mesón, él no os conocía.

—No había visto… esto —dijo apuntando a los ingredientes que habían dentro de una bolsa de cuero.

—Sabes de pociones, por lo que veo —le dijo mientras se estiraba para sacar un ingrediente y se alzaba al lado de Harry —son ingredientes sumamente exclusivos.

—Genial —volteo el rostro y se quedó prendado de las manos que con tanto cuidado preparaban las cosas para la poción que estaba sobre el mesón. Se volteo para no seguir hipnotizado por el hombre — ¿Qué le gustaría comer? —Le preguntó, tratando de cambiar de tema.

—Lo que prepares estará bien.

Harry se sintió bien con esas palabras y se fijó en las cosas que había sobre la mesa. Una bolsa de pan, algo de jamos y unas latas de cerveza. Este hombre no tenía nada más para preparar algo.

—Iré a comprar unas cosas, vuelvo enseguida.

Severus ni alcanzo a verle cuando sintió la puerta de la entrada cerrarse de golpe.

—Es muy impulsivo —se dijo para si mismo, algo que ciertamente le encantaba.

Harry estuvo ayudando a Severus desde ese día, por lo menos en lo que a la alimentación del hombre se trataba. Severus estaba demasiado ocupado en las pociones que presentaría para la convención que se realizaría en unos días y casi no tenía tiempo para si mismo.

— ¿Puedo hacerle una pregunta?

Severus vio a su pequeño ayudante. Harry había estado muy emocionado con los nuevos ingredientes y Severus le dijo que estaría encantado de enseñarle. De eso habían pasado dos semanas.

—Claro, Harry.

— ¿Por qué se fue por tanto tiempo? —Vio como Severus se quedó como congelado y después de un momento siguió con lo que hacia —Lamento haberlo incomodado.

Severus llegó a saltar en su puesto y se dio vuelta, se notaba que el chico se había arrepentido y ahora se volteaba con las mejillas muy rojas.

Harry se había impresionado de la manera intensa con que Severus lo miraba, así que prefirió voltearse para seguir con lo que hacía. Fue en eso que lo sintió acercarse y las manos del maestro de pociones se posaron sobre las suyas.

— ¿Quieres que te diga por que me fui? —Le susurró mientras hacía que parara de cortar los ingredientes. Le vio asentir y siguió hablando —hace muchísimos años que una adivina lanzó una predicción que me involucraba. Me dijo que nacería un niño que haría vibrar mi cuerpo, que me trastornaría al punto de querer tenerlo sólo para mí.

Harry podía sentir el aliento de Severus en su cuello, era cálido, abrazador. Quería seguir su impulso, ese que tuvo la primera vez que vio al hombre. Se giró lentamente, sin alejar su cuerpo del hombre.

— ¿Si no te hubieras ido, serías mi profesor?

—Es lo mas probable —sus rostros estaban a solo unos centímetros —te habría conocido hace mucho.

— ¿Huiste por temor de enamorarte?

—La edad es un inconveniente —las manos que antes estuvieron apoyadas en la mesa, ahora estaban en la cintura del joven frente a él.

— ¿Y ahora? ¿Aun es mucha la diferencia?

—Creo que ahora me importa un pepino la edad.

—Buena respuesta.

Harry terminó con la distancia que había entre ellos, aun mínima, se les hizo eterna. Sus labios se encontraron de manera inminente y pudieron compartir el ansiado beso. Se movían de manera lenta, recorriendo la boca del otro.

Harry posó sus manos los hombros de Severus y lo acercó más a su cuerpo.

Severus elevó a Harry, haciéndolo sentarse sobre el mesón y las manos de amos cobraron vida. Querían recorrer el cuerpo del otro. Abarcarlo lo más que podían.

Hicieron el amor en el mismo lugar en el que estaban, pero antes de caer rendidos se trasladaron a la habitación de Severus. Claro, cuando sus cuerpos tocaron la cama, no les falto tiempo antes de amarse nuevamente.

Harry y Severus empezaron su relación lejos de la vista de todo el mundo. Pasaron meses amándose, sin dejar que nada interfiriera sobre ellos. Hasta esa mañana.

James veía a su hijo mas cambiado que nunca. Lógicamente no le había preguntado, todo con tal de no aguantar sus arranques. Harry podía ser un ángel, pero cuando se sentía acorralado… mejor no acercarse. Su magia era más bien loca. Le daba por descontrolarse.

Lo que le preocupaba ahora era que llevaba mucho rato en el baño. Lo había visto salir de la habitación corriendo y encerrarse en el lavado, lo asocio por las necesidades básicas de la mañana, pero ya llevaba mucho tiempo hay.

—Harry, hijo abre la puerta.

— ¡Déjame en paz!

Bien, era una de esas mañanas en que era mejor que llamara a Lily para que interviniera. Menos mal que venia subiendo por la escalera.

— ¿Qué fue ese grito?

—Tu hijo.

Lily asintió, sabía que Harry andaba actuando de manera rara, y estaba segura de saber el por que, cosa que le encantaba, si se le permitía decir.

—Harry, cariño —llamó golpeando la puerta. —Déjame entrar pequeño.

—No —su voz se escuchaba levemente afectada —no quiero ver a nadie.

— ¿Te peleaste con Severus, pequeño?

— ¿Qué tiene que ver Snivellus en esto? —Preguntó James, de muy mala manera, claro esta.

—No te metas ahora, mi amor —le dijo su esposa, con una dulce sonrisa, pero con la clara advertencia en su mirada.

Sintieron como la puerta se abría y por ella aparecía un pálido Harry.

>>Hijo…

—Severus se enojara conmigo —dijo con lágrimas en los ojos.

Lily sonrió entendiendo enseguida a su bebé. Bueno, no tan bebé y por lo que imaginada, con un bebé en el vientre.

— ¿Ya te hiciste el análisis?

—Si —ni siquiera se molesto en preguntar como es que su madre lo sabía. Había veces en que le daba miedo averiguar cuanto sabía.

— ¿Alguien me puede explicar que es lo que esta pasando aquí?

Sintieron que golpeaban la puerta y Harry casi corrió escaleras abajo. Sabía que era Severus, habían quedado de encontrarse hace mas de una hora, pero pasó todo lo del examen que se hiso en la mañana y ya se la habían quitado las ganas de enfrentarlo.

—Harry, pensé que te había pasado algo —le dijo el hombre al verlo parado frente a él — ¿Qué te pasa? —Le vio con sus hermosos ojos verdes, llenos de lágrimas.

—Lo siento —dijo apenado mientras se abrazaba al hombre, aun en la puerta y él con su pijama.

— ¿Qué es lo que pasa? Me estas preocupando, cariño.

—Estoy esperando un bebé.

— ¡¿Qué?!

James desde arriba de la escalera era arrastrado por su esposa hacia la habitación. Ella lo convencería de que era lo mejor dejar a la pareja tranquila, tenían mucho de que hablar.

Abajo, ajenos a los deseos homicidas del padre del menor, ambos se besaban como si no hubiera mañana. Severus estaba encantado con la idea de que su prometido estuviera en espera, de hecho, en la cita de ese día, le pediría matrimonio. Harry por su parte, estaba aliviado de que su amor no se hubiera molestado y ahora sólo se preocuparía de defenderlo de la varita de su James. No iba a permitir que su hijo se quedara sin padre.


Fin

En el baño de prefectos




Personajes: Draco Malfoy/ Harry Potter
Genero: Romance, Humor
Clasificación: NC-13
Disclaimers: Los personajes de Harry Potter, no son míos, pertenecen a J. K. Rowling.


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-¿Otra vez con eso Harry?

Como siempre. Hermione inmiscuyéndose en lo que no le importa y yo sin mas recursos que decirle si a todo lo que se le venga en gana, pero esta vez es diferente, esta vez haré las cosas por mis propios medios.

-No se de que hablas, Hermione - si, se que sonó cínico, pero si quería que mis planes funcionaran tenía que hacerlo - yo solamente estoy estudiando.

-¿Herbó logia?

-¿Y por que no?

-Hermione - le dije con tono tranquilo - no voy a hacer nada malo.

-No te creo - su tono se notaba irritado - desde que se te metió en la cabeza la idea de que Malfoy es un mortífago, no has dejado de perseguirlo por todo el colegio.

-Yo no lo estoy persiguiendo - bien, esta conversación ya me esta empezando a molestar - simplemente me lo encuentro de casualidad.

-Por favor, Harry - se sentó en la silla que estaba atrás de la mesa de trabajo que estaba utilizando - creo que hasta Snape se ha dado cuenta de lo que pretendes.

-No pretendo nada.

-¡Oh claro que lo haces!

-¡No me grites Hermione!

-¡Harry, no le grites a Hermione!

Esto se había vuelto francamente ridículo, por lo que sin ponerles más atención a "mis amigos" me dirigí a la salida del huerto.

Mis problemas iban más allá. Había visto a Malfoy en el baño de prefectos, entrando muy sospechosamente y quería saber que demonios estaba planeando.

Ahora la poción ya casi esta terminada, solo tengo que agregar unas cuantas ramitas de lazo del diablo y habré terminado.

La poción por fin esta lista, pero debo admitir que luce como huele. Horrible.

Luego de que me viera e el espejo y notara que mi reflejo no se notara, me dirigí corriendo a la baño de prefectos, con suerte Malfoy estaría allí.

¡Bingo!

Malfoy esta caminando en dirección al baño de prefectos y mira a todos lados como si se escondiera de alguien. Lo seguí con sigilo y me quede a su lado cuando abrió la puerta.

Cuando por fin estuve adentro me di cuenta de lo magnifico del lugar. Como todo en Hogwarts la magia controlaba todo. El agua empezó a fluir desde los grifos, llenando las fosas nasales de agradables esencias.

Luego lo inevitable pasó. La sangre se me subió a la cabeza y empecé a ver todo de diferentes matices.

¡Merlín! Malfoy era hermoso.

Su cabello largo caía suelto por su espalda y llegaba a sus caderas, tan rubio como siempre, tan rubio como el cabello que cubría su hombría. Me dedique a mirarlo por largo rato, fijándome que no tenía la dichosa marca y que solo estaba ahí para lo que la mayoría de la gente utiliza un baño. Darse una buena ducha.

Quede embobado y no note cuando el hechizo empezó a desaparecer.

-¡¿Qué  mierda haces aquí, Potter?!

Lo vi cubrirse con una bata y me desilusionó perder tan  deliciosa visión.

-¡Detente ahí!

Al parecer me iba acercando, pero no era muy consiente de lo que hacia, solo quería tocar esa suave piel.

-¡No... no me toques!

Oh si, su piel era una delicia. Y mis manos parecían perderse en su cuerpo. Sentí como me sujetaba de los brazos y gemía cuando comencé a besar su cuello.

-De...detente.

Su voz era deliciosa y los gemidos que lograba quitarle, mandaban descargas por todo mi cuerpo.

Sus manos parecieron cobrar vida de repente y de un momento a otro estaba devorando su boca.

No me importó nada en ese momento, sentía que si no culminaba lo que había empezado, ya nada sería igual.

Deposité su cuerpo dentro del agua y me metí con él. Su piel clara parecía mágica en ese momento, los colores y olores se mezclaban volviéndome loco.

Nos besamos, nos acariciamos y al final termine embistiendo su cuerpo en las orillas de esa tina gigante.

Sus gemidos me envolvían y trastornaban cuando me pedía más y más.

Terminados en un gemido al mismo tiempo y supe que había sido la mejor experiencia de mi vida.

No hablamos ese día, ni en la semana. Pasó casi un mes y de un momento al otro lo vi aparecer en mi recamara. No tengo la mas remota idea de cómo lo izo  para entrar.

Me mostró su brazo y vi la marca en él. Sentí rabia, sentí furia, y pena. Quise gritarle que se largara, pero mis amigos dormían y no quería que lo encontraran ahí.

De un momento al otro se subió a mi cama y yo sin poder hacer nada me corrí a un lado para hacerle espacio.

-Haré lo que sea por ti - su voz dulce me envolvió y lo miré a los ojos - tomé la marca por ti, para protegerte.

-No debiste hacerlo - lo atraje a mi cuerpo y sentí que reía muy bajo - ¿Qué pasa?

-Mi única misión es mantenerte distraído.

Sonreí al ver sus ojos y supe lo que pretendía.

-Oh bien - saque mi varita y lancé un hechizo aislante en mi cama - tendremos que hacerle caso al Lord, para que no se enoje con mi pequeño mortífago.

Me sonrió y me beso.


Fin.

El señor de la noche



 
Personajes: Minato/Itachi

Advertencia: AU - Lemon - M-preg

Genero: Romance, Humor

Clasificación: NC-17

Disclaimers: Los personajes de Naruto no me pertenecen, son propiedad de Kishimoto-sama. El tema utilizado, de Don Omar.


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Sus amigos lo invitaron a una discoteca esa noche. Al parecer era la de moda y tendrían Happy Hours durante toda la noche.

Obviamente fue con ellos. Quien quitaba y podría distraerse durante la noche con un cuerpo ajeno y gozar de una buena sesión de sexo.    

Itachi era un joven muy serio, pero de ves en cuanto necesitaba desconectarse de la rutina y dejar fluir a la bestia sensual que tenía en su interior. Por que de algo estaba seguro. A sus 23 años era todo un manjar a la vista de los demás. Su cabello negro y largo hasta debajo de sus hombros. Su mirada con el color de la noche y su piel clara cual leche fresca. Si. Era de muy buen ver.    

Llegaron al local. Estaba atiborrado de gente y muchos llegaban con alcohol en el cuerpo. Las luces del Rachiby estaban segándolos y enloqueciéndolo. Realmente era el club de moda.

Fueron directamente a la pista de baile y sus cuerpos empezaron a moverse al son de la música.    

Sasori era uno de sus mejores amigos y bailaba con su pareja. Deidara. Un rubio espectacular que sabía muy bien como moverse.    

Hidan su ex compañero de trabajo, había venido con Kakusu un chico que conoció hace unos meses y que al parecer pretendía que fuera su pareja estable.

El estaba solo, bailando sin ser consiente de la mirada profunda que se le clavaba en la nuca, como queriendo leer su mente. Se acercaba por la espalda hasta que el moreno se percato de su presencia. Más bien de la mano, que descaradamente, se poso en su cadera.    

—¿Bailamos, bonito?

Una voz profunda y erótica le habló cerca del oído. Sus amigos voltearon a mirarlo y sólo negaron con la cabeza mientras se alejaban un poco.    

Itachi se dio vuelta y quedó frente a frente con un guapo hombre. De unos 30 años. Rubio. De 1.80 más o menos. Ojos de un azul imposible y piel canela. El tipo era para comérselo de pies a cabeza. Y él, tenía hambre.    

—Claro. Pero depende del baile —le dijo con tono sensual, mientras se meneaba al son del Reggeaton.    

Ronroneo al sentir el movimiento de caderas, el cual seguía con sus manos.    

El rubio había elegido la canción antes de acercarse y con una señal a DJ, este la cambio por la pedida.    

Itachi lo miró fijamente  y sus ojos se entrecerraron.    

—La solicitaste —no le preguntó. Se lo dijo con seriedad.    

—Puede ser —lo apretó mas a su cuerpo —tú aceptaste bailar y no creo que te moleste —le susurró al oído y mordió su lóbulo con sensualidad, sacando un gemido de la garganta del menor.

El señor de la noche
Soy mitad hombre mitad animal
El señor de la noche
Mejor escapo que va matar
El señor de la noche
Con tu corazón no deberías jugar

>>Vamos hermoso. Mueve ese cuerpo exquisito —le dijo apretando una de sus nalgas amparado por la oscuridad.    

—Cuida tus manos, rubio —le dijo volteando y pasando sus manos por atrás, para cruzarlas tras el cuello del hombre y que este tuviera que apoyar su cabeza en uno de sus hombros.

—No me la dejas fácil, cosita.

Que te haré subir al cielo
Bajar y besar el mismo infierno
Yo que seré tu dolor eterno
Tú estas caliente yo tan invierno
Tú que fuiste presa tan fácil lloras
Si tú estas libre ahora vivo yo en tus horas
Ahí algo en ti de mi que te azora
Que tus sueños controlan y te descontrola

A estas alturas, los amigos de Itachi trataban de no ver el penoso espectáculo que estaba dando su amigo  con el rubio, pero que se le iba a hacer. Así era Itachi y fue así como había conocido a su única pareja.    

Mientras tanto. Itachi y el rubio seguían con su rito de cortejo. Como dulcemente lo había nombrado Deidara.

Soñó bailar conmigo en un Pegaso
Y tiene el corazón hecho pedazos
Su sentencia la firmo un abrazo
Y el veneno de mis besos fue su fracaso
Hoy camina moribunda herida
En este callejón sin salida
Sin rumbo toda perdida
Deseando perder la vida

—¿Quieres que nos vallamos a alguna parte? —Le dijo restregando una de sus sensibles partes en sus partes traseras.    

—Oh —dijo ahogando un gemido al sentir su propio miembro dar un respingo —Espera —se separó del mayor y se dirigió donde sus amigos.    

—¿Si? —Le preguntó Sasori, cruzando sus manos en su pecho. Acto que imitaron los otros tres.    

—¿Me pasas mis llaves por favor? —Le dijo con voz fría. Y es que antes de llegar le había entregado sus llaves del auto a su amigo, ya que era el único que no consumía alcohol.    

—Ok —dijo suspirando —¿Ya se van? —Le preguntó enarcando una ceja.    

—No es de tu incumbencia —le dijo quitándole las llaves de la mano —nos vemos.

Se despidió de los chicos y se dirigió donde el rubio lo esperaba. Le ofreció beber un trago antes de irse y él aceptó. Se dirigieron a la barra y el rubio pidió un tequila para él y el moreno.    

Itachi se bebió el tequila de un solo trago y sintió como le ardía en la garganta.   —Nos vamos.

El rubio tomó a Itachi por el codo y lo sacó del lugar llevándolo  al estacionamiento donde Itachi apunto a un Mazda plateado el cual sonó al quitar el seguro de la alarma.

—Manejas —le dijo Itachi tirándole las llaves y el rubio las atrapó en el aire.    

Manejó a una velocidad increíble y llegaron a un departamento a las afueras de la ciudad. Se bajaron del auto y casi se comen a besos en el mismo estacionamiento. Se separaron solo para respirar y encaminarse al Lobby del edificio. Un amable portero les abrió y con un asentimiento los dejó ingresar sin decir nada. Se dirigieron al ascensor y el rubio marcó la clave que los dejaría en el penthouse. Itachi lo lanzó contra una de las paredes y se encaramó sobre él, pasando sus piernas por las cinturas del  rubio mientras atacaba su boca de una manera voraz. El sonido del ascensor les indicó que habían llegado, pero poca atención le pusieron. Las puertas se abrieron y un carraspeo los hizo separarse.  

Una mujer mayor los miraba enarcando una ceja. Itachi se bajo rápidamente y tuvo la decencia de sonrojarse por ser descubierto así. Cosa que no le pasó al rubio que solo avanzó hacia la mujer.    

—¿Alguna novedad? —Preguntó como si nada.    

—Nada nuevo, Minato-san —le respondió la mujer.    

—Ya se puede retirar, Shiro-san —le dijo con respeto y la mujer avanzó al ascensor.    

—Buenas noches —se despidió de ambos y se fue dejándolos solos.    

—Que vergüenza —dijo Itachi al ser consiente de la manera en que los encontraron.    

—No importa —le dijo acercándose y rodeándolo en un abrazo y atacó sus besos en un beso húmedo.    

El rubio lo tomó y lo cargó en dirección a la habitación. Donde se encargó de desnudarlo y desnudarse con una rapidez increíble.    

—Oh si, voy a disfrutar mucho esto —le dijo Minato, mientras atacaba el pálido cuello de Itachi.    

—Mmmm... Yo creo que... también —era delicioso lo que estaba haciendo con esa lengua.    

Minato lo sostuvo de la cintura y en un rápido movimiento lo giró para que quedara de cara a la cama. Itachi no protestó. Y tampoco dijo nada cuando sintió un dedo intruso en su entrada. Mientras que Minato lo masturbaba con la mano que tenía libre y besaba su espalda como si fuera la ultima gota del desierto.    

El rubio no podía esperar mucho, por lo que luego de ver que dos de sus dedos entraban y salían con mayor facilidad, los sacó para dar lugar a su hinchado miembro.

—¡Dios!

Itachi arqueó su espalda al sentir como era penetrado de una sola estocada.  Minato cerró los ojos con fuerza al sentir su miembro aprisionado en las paredes de ese apetitoso agujero.    

—¡Ya muévete!

La voz de Itachi no daba lugar a replica. Por lo que sacó su pene y volvió a entrar de una fuerte arremetida. 

Entraba y salía sin control e Itachi hacía lo que podía por mantenerse con sus manos en la cama y no resbalar contra la almohada.    

Su danza frenética duró mucho más de lo que pensaron y a estas alturas, Minato había logrado que Itachi eyaculara dos veces y estaba casi al límite nuevamente. Unas cuantas estocadas más y lograron llegar al clímax al mismo tiempo.    

Itachi cayó rendido sobre la cama y se quejó al sentir la molestia cuando Minato salio de su interior. Sintió como el rubio caía a su lado como peso muerto y comenzaba a reír.    

—¿Qué es lo gracioso? —Le preguntó volteando y mirándolo a los ojos. Mientras los suyos se empezaban a cerrar lentamente.    

—En que me vas a matar cuando te cuente algo —un silencio molesto se produjo en la habitación —no usamos protección.    

Itachi abrió los ojos enormemente y fulmino al mayor con la mirada.    

—¿Por eso me hiciste beber cierto? Por que no recordaría ese "minúsculo" detalle.    

—Para nada —le dijo sentándose y poniendo las manos arriba —sólo que a mi también se me olvido.  

—Si, claro —Itachi no le dijo nada más y se volvió a acomodar mientras sus ojos se cerraban.    

Minato lo miraba enternecido y le dio un beso en la frente antes de pararse y dirigirse al baño donde tomó una refrescante ducha. Se colocó una bata y salió a la habitación. Iba a caminar a la cama, pero un ruido en la puerta lo alertó.

Caminó despacio, mientras miraba hacia la cama y se aseguraba que el moreno siguiera durmiendo. Al abrir la puerta se encontró con dos pequeños que lo miraban con sus ojitos asustados.    

—¿Qué pasa, bebés? —Le dijo saliendo de la habitación y agachándose a su altura.    

—Naruto se despertó llorando —dijo un niño hermoso, de cabello negro azulado y ojos negro como la noche. Tenía alrededor de 5 años y era muy serio.

—Pero es que tuve una pesadilla —dijo el otro niño haciendo un lindo puchero. El niño era aun más hermoso que el primero. Tenía el cabello rubio y unos ojos azul cielo que cautivaban a cualquiera. Y al igual que su mellizo, rondaba por los 5 años.    

—Por eso le dije que viniéramos —sin soltar a su hermanito de la mano.    

—Y me parece bien, Sasuke —les dijo el mayor con una sonrisa —¿Quieres que llame a papá? —le dijo a Naruto, pero el niño dudo un poco y luego negó —¿Te canto una canción para que puedas dormir de nuevo? —Esta vez recibió un asentimiento al instante.    

Minato guió a los niños a su cuarto, que se encontraba a unas puertas de su propio dormitorio.

Acostó a Sasuke en su cama y luego a Naruto. Se sentó junto a su hijito rubio y le canto su canción favorita.    

—El señor de la noche... Soy mitad hombre mitad animal... El señor de la noche...  Mejor escapo que va matar... El señor de la noche... Con tu corazón no deberías jugar... A mi... A mi... —le cantaba. Muchos tonos mas bajos de lo que realmente era. La idea era que los niños se durmieran.    

Por fin logró su cometido y se dirigió a la salida, pero en la puerta se encontraba el moreno que había dejado en la cama.    

—No le puedes cantar esa canción para dormir —le dijo en tono molesto —vas a traumatizar a mis bebés.    

—Oh vamos —le dijo acercándolo por la cintura —si a ti te encanta.    

Itachi no le respondió. Sólo entró y besó las frentes de sus hijos, para luego dirigirse a la salida y cerrar la puerta.    

Minato estaba esperándolo en la habitación y cuando lo vio entrar no pudo evitar mirar su vientre, cosa que obviamente el moreno notó.

—Si, definitivamente lo hiciste apropósito —le dijo al subir a la cama y acurrucarse a su lado.    

—Claro que no, mi amor —le besó en la boca y luego lo atrajo a su cuerpo para tratar de dormir.    

—Si, te creo —le contesto en tono irónico —Sasori se burlara de mi cuando le cuente.    

—No tienen por que enterarse.  

—Claro, pero no son idiotas. La última vez que salimos, luego de casarnos, terminé embarazado de los mellizos y ahora estoy seguro que va a pasar lo mismo —su voz sonaba resignada.    

—Que le vamos a hacer amor. Me conociste con esa canción y despertaste el animal que llevaba adentro. Es nuestro tema.

No obtuvo respuesta, sólo un quejido de inconformidad por parte de su esposo. Se acomodó mejor y se dispuso a dormir.

Quien sabe y nuevamente se convertía en el señor de la noche y tomaba el cuerpo de su esposo en unas horas más. Total. La noche aun era joven. Y la pasión se desbordaba entre ellos.

Fin

El presente



Personajes: Boromir - Legolas

Genero: Romance.

Advertencia: AU (completamente)

Clasificación: R  

Disclaimers: Los personajes de LORT no me pertenecen.
º0º0º0º0º0º

Estaba muy nervioso, no sabía como reaccionaría ese hombre. Lo había visto desde que entró a la universidad. Era alto, de cabello negro y liso, sus ojos de color grises eran altamente llamativos. Le encantaba verlo llegar cada día y se sabía enamorado de él desde que le conoció. Y hoy, armándose de un valor que le siempre le caracterizó, le iba a entregar un regalo por navidad.

Esperó hasta que sus demás compañeros salieran del salón de clases y poder quedarse a solas con él.

—Profesor  Boromir —le llamó, esperando que le viera y dejara los trabajos que tenía en frente.

—¿Qué sucede, Legolas?

El chico se puso completamente rojo, le encantaba que le llamara por su nombre y que le mirara con esos ojos capases de desnudarlo.

—Yo… quería entregarle un presente.

Boromir sonrió de lado y se puso de pie. El hermoso rubio que estaba frente a él, extendiéndole un regalo, se veía demasiado adorable con sus mejillas arrebozadas. Tomó cajita envuelta en papel de regalo verde, tomando las manos del chico en el proceso.

—Te lo agradezco mucho, pequeño —le dio un beso en la mejilla.

Legolas estaba que se derretía, casi incapaz de reaccionar, cosa que notó el profesor.

>> ¿Te sucede algo?

—Yo… —lo miró a los ojos, sabiendo que se arriesgaba a mucho —Usted me gusta mucho, profesor. Yo estoy enamorado ti.

Boromir sonrió de lado y lo acercó en un abrazo, para susurrarle al oído.

—Eres realmente adorable, Legolas —le dio un nuevo beso en la mejilla, casi rosando sus labios —, pero tendrás que esperar un poco.

—¿Qué cosa? —Le preguntó extrañado.

Boromir sonrió encantado y le dejó un beso en los labios, muy superficial.

—Por que hasta un par de meses, aun seré tu profesor.

Legolas se quedó pegado en su lugar, viendo como el mayor se iba del salón, dejándolo completamente ilusionado, de que su amor era correspondido.

Fin