Capitulo III
— No. Yo no puedo hacer esto — se decía a si mismo Harry, mientras miraba a sus compañeros entrar al salón de pociones — Eileen esta loca, no podré hacerlo ni en cien años.
— ¿Hacer que, Harry?
Harry sintió que el alma se le caía al piso cuando sintió la voz a sus espaldas.
— ¡Hermione, no hagas eso! — Le dijo sujetando su pecho — ¡¿Quieres matarme?!
— No exageres, Harry — le dijo quitándole importancia la asunto — solo quería saber que es lo que te tiene tan nervioso y supongo que tiene que ver con tu suegra.
— No es mi suegra, Hermi — le dijo mirando para todos lados y dándose cuenta de que no había nadie cerca — pero tiene que ver con lo que “ella” quiere que haga.
— ¡Oh! — Dijo emocionada — dime por favor.
— No, Hermione — le dijo divertido — y no insistas que sino, ni siquiera creo que lo haga.
La muchacha simplemente se alzó de hombros y entró a la clase.
Harry miró nuevamente la puerta y tomando aire entró por ella. En el interior se dio cuenta de que el profesor Snape ya estaba al frente y que se dirigía a la puerta. Harry se quedó prácticamente petrificado.
— ¿Va a entrar o no, Potter? — Le preguntó con burla, parándose frete a él. Sin saber cuan mal le hacia a Harry el que lo hiciera.
— Yo… he, si claro — se movió un poco para que el hombre pasara — buenos días, profesor — le saludó y se dirigió a su puesto.
Severus miró a su alumno y arqueó una ceja ¿Desde cuando Harry Potter lo saludaba en las mañanas?
Prefirió no tomarlo en cuenta y luego de cerrar la puerta (dejando a un par de alumnos afuera; por llegar atrasados) se dirigió al frente para empezar con la clase.
— Hoy prepararemos Veritaserum — les dijo con seriedad — espero que tomen en cuenta de que si lo hacen mal, podrían terminar envenenados.
Los alumnos en la clase se estremecieron ante la advertencia y la mirada feroz que les daba su profesor.
>>Como espero que eso NO pase, los incompetentes alumnos de Gryffindor harán el trabajo con un alumno de Slytherin.
— Genial — dijo Ron, sin ánimo — lo que faltaba.
— ¿Algo que compartir con la clase, Weasley? — Le preguntó parándose frente a él, logrando espantar al pelirrojo. Satisfecho de ver como negaba entusiastamente, se dirigió a la clase — las parejas las elegiré yo y no acepto reclamos — dijo mas que nada a Ron — bien. Brown con Bulstrode; Finnigan con Crabbe; Granger con Davis; Longbottom con Goyle; Patil con Greengrass; Thomas con Malfoy; Weasley con Parkinson y como Zabini esta enfermo y no asistirá a clases, usted se quedaría sin pareja Potter.
— No es un problema, profesor — Harry casi se muere por haberle dicho eso. Si bien no se lo dijo con malas palabras, lo había desafiado.
— ¿Se creé muy capas de hacerlo solo, Potter?
— Sé que puedo hacerlo y como no tengo “pareja” tendré que “hacerlo” solo — el doble sentido estaba tiñendo cada palabra que salía de su boca — no se preocupe por eso.
No había que ser un genio para interpretar las palabras de Harry y todo el mundo quedó en silencio y haciendo conjeturas.
— Comiencen sus trabajos — Severus estaba un tanto atónito por el “coqueteo” de Harry Potter. Es que no necesitaba analizar más allá de lo superficial para notarlo.
Harry trabajó en silencio y con calma. Quería que su poción quedara perfecta. Que si Severus iba a notarlo, sería por sus avances en pociones y no por problemas en las clases.
Mientras tanto el profesor Snape se paseaba por la clase revisando que ninguno cometiera demasiados destrozos y sorprendiéndose de uno que otro avance por parte de los leones. Quizás fue un muy buen acierto el sentarlos en puestos diferentes a los que normalmente lo hacía. Evidentemente las peleas entre Weasley y Draco eran lo suficientemente molestas como para que su ahijado hubiera bajado sus notas de manera alarmante. Y que decir de Nott, que por ayudar a Longbottom (cosa que aun no entiende por que) había bajado su rendimiento, no así sus notas, pero ciertamente era perturbador.
Siguió avanzando y por el rabillo del ojo vio como Potter trabajaba concienzudamente en su poción, pero se distrajo por un par de segundos en voltear la mirada y ¿Para sonreírle?
— Se acabó su tiempo — dijo con seriedad. Tratando de que aquella extraña muestra de cortesía por parte de Harry Potter, no se notaran a través de su rostro — quiero que dejen un vial sobre mi escritorio y dejen un poco para ustedes, como es obvio… tendrán que probarlo.
Como era lógico, todos los alumnos se pusieron extremadamente nerviosos y se empezaron a tirar la pelota de quien iba a tomar la poción y quien no.
El único alumno que estaba sin problemas (aparentes) era Harry, que como no tenía compañero de trabajo, tendría que tomar la poción, si o si.
Severus revisó rápidamente los viales que estaban sobre se escritorio y con impresión se dio cuenta de que ninguna estaba mal realizaba, por lo que podía darse cuenta. Así que no había ningún impedimento para que los incautos tomaran la poción.
— Empezaremos a probar sus pociones — dijo caminando alrededor de la clase — y claro, ustedes no elegirán quien la toma.
Como era lógico, los Gryffindor se dejaron caer. Severus Snape no evitaría ponerlos en aprietos.
>>Empecemos con usted, Señorita Buldstrode — los alumnos se sorprendieron y uno que otro Slytherin temía por sus propios secretos — Señorita Brown, haga su pregunta.
Lavender lo miraba alucinando y se limito a preguntarle sobre quien le gustaba a lo que Millicent respondió por nombre, Draco Malfoy. Algo que todo el mundo sabía.
>>El ingenio Gryffindor sorprendiéndome como siempre — dijo el profesor con un dejo de desprecio — sigamos. Goyle, pregunta a Longbottom.
El mastodonte humano asintió y estuvo a punto de preguntas, pero sintió que le fulminaban por la espalda y como sabía perfectamente quien era, se limitó a preguntar por que era tan malo en pociones y Neville le respondió que era por que le temía al profesor Snape. Cosa que también, todo el mundo estaba al tanto.
>>Empiezo a pensar que se están juntando demasiado las casas — lo dijo mas para él que para el resto — Granger, pregunte a Davis. Y espero que sea algo más poco predecible.
Hermione se giró a mirar a su compañero y ciertamente no tenía ni idea de que preguntarle así que le pidió que le dijera su más grande secreto y confesó que dormía con un oso de peluche, lo que acarreó una rueda de risas por parte de ambas casas.
>>Mejor sigamos — dijo negando con la cabeza — Crabbe, pregunte a Finnigan.
Vincent se fue directamente a la yugular y le preguntó con que alumno de la clase había tenido un sueño erótico y muy a su desgracia, Seamus tuvo que confesar el nombre de su mejor amigo, Dean.
>>Increíble que alguien como Crabbe haga preguntas aceptables — los de la sala (que no estaban con la boca por el suelo ante la confesión) encontraron completa razón en las palabras del profesor — el siguiente. Patil, pregunte a Greengrass.
>>La chica se emocionó cuando le dio el paso para preguntar y con un poco de malicia le preguntó con quien había perdido la virginidad. Severus estuvo a punto de desestimar la pregunta, pero la chica se le adelanto y respondió (muy quitada de pena) que había sido hace un año, en el cuarto en desuso del tercer piso y con nada más ni nada menos que con Blaise Zabini.
Ahora si que todo el mundo quedó con la boca abierta y no es que no lo creyeran, sino que acababan de confirmar que Zabini se tiraba a lo que caminara por delante de él.
>>Sigamos, por favor — dijo Severus, sin agregar nada mas a sus palabras — Parkinson, pregunte a Weasley — lógicamente no dejaría de atormentarlo a él.
Pansy empezó a aplaudir entusiasmada, por que muchos de su grupo esperaban poder interrogar a Ron en algún momento y le había tocado justamente a la más impulsiva. Por que la chica, sin ningún pelo en la lengua, le preguntó si le gustaría entrar en la cama del príncipe de las serpientes. Ron se removió y se negó fervientemente a responder a esa pregunta, pero poco o nada podía hacer en contra de los efectos del Veritaserum, así que muy a su pesar, respondió positivamente, lo que acarreo que el color se le subiera hasta las orejas.
>>Espero no haber desatado una horda de hormonas — dijo Severus y solo le quedaban dos y a uno de ellos lo interrogaría él mismo — Thomas, pregunta a Malfoy.
El chico, que había visto como el rubio se había devorado a Ron con la mirada luego de que este respondiera que si, le preguntó por que quería llevárselo a la cama y Draco solo respondió por que le había visto en las duchas luego de un enfrentamiento de Quidditch y había quedado tan caliente por él, que si no se lo tiraba por las buenas, se lo tiraba por las malas.
Los Slytherin y uno que otro Gryffindor se rieron ante las palabras de Draco, pero los que no, miraban alucinados a Ron, que aparte de tener las cara mas bien moraba, había abierto la boca de manera casi imposible y no apartaba la mirada del rubio.
>>Ya basta — dijo el profesor, molesto por el descaro de su ahijado — el último es usted, Potter — Harry casi se derrite ante su tono de voz y Severus se extrañó al ver las mejillas rojas del león — por que no ha dejado de verme en toda la clase.
— Por que usted me gusta, profesor — un silencio impresionante se extendió ante toda la clase, que no podía creer lo que acababa de decir el chico-chico-vivió.
— Así que su poción quedo mal hecha — le dijo Severus, al creer que el menor le estaba tomando el pelo.
— No, pero no necesito una poción para decirle que estoy enamorado de usted — Harry quería esconderse en el ultimo lugar del mundo, pero si no seguía por ese camino, no podría hacerlo nunca.
— Weasley, déle de su poción a Potter — Ron se paró, casi con lastima y le extendió el vial a su amigo, que se lo tomó inmediatamente — ahora si, Potter. Estaba mintiendo ¿Verdad?
— No profesor, usted me gusta y se lo voy a demostrar — Harry estuvo a punto de pararse cuando sonó el termino de las clases.
— Remírense todos — dijo molesto y dándose vuelta — y Potter — vio que el chico paró y lo quedó mirando, al igual que el resto de los alumnos — no quiero que vuelvas a decir eso, si no quieres que tu casa se quede sin puntos por lo que quede del año.
Se desapareció por la puerta del costado, que lo comunicaba con su despacho, sin importarle que los alumnos salieran o no de la sala de pociones. Estaba a punto de empezar a despotricar contra quien fuera, pero la puerta fue abierta ante su asombro.
— ¡¿Qué haces aquí, Potter?! — Le gritó alterado.
— Quiero saber el por que de su desprecio — le dijo caminando hacia él. Tenía que aprovechar que aun contaba con los efectos de la poción — ¿Por qué no quiere creer que lo amo?
— No seas ridículo, Potter — le dijo mirándolo de frente — el amor que dices tener no es mas que un capricho estúpido del que andas pregonando.
— ¡¿Y usted qué sabe de lo que yo siento?! — Le gritó molesto por la negativa a sus sentimientos. Una cosa es que no le correspondiera y otra muy diferente es que dijera que ellos no existen.
— Sal de mi despacho, ahora.
— No. Usted me va a escuchar… — pero no alcanzó a decir nada cuando el mayor lo agarró de un brazo y lo sacó de su despacho, dejándolo de nuevo en la sala de pociones.
Severus le iba a decir alguna cosa más hiriente, pero se dio cuenta de algo.
— ¿Por que aun no despejan la sala? — Preguntó al ver que los alumnos seguían en el mismo lugar en que los había dejado — no quiero a nadie en el lugar a no ser que se quieran ofrecer voluntariamente a limpiar los calderos por lo que queda del año.
— Yo me ofresc…
— ¡Tú no, Potter! — Lo agarró del brazo y lo sacó él mismo de la sala — no te quiero cerca a no ser que esté en un féretro.
— Así que moriría por mi, profesor — Harry estaba tentando su suerte, pero no perdía nada.
— Escúchame bien, Potter — todos los alumnos estaban atentos a lo que pasaba con la “pareja” — quiero que estés alejado de mi, no que quiero ver, ni escuchar, ni presenciar a no ser que estés en clases y aun así no quiero que me dirijas la palabra.
— ¿Pero entonces, como haré las pociones? — Le preguntó con un ¿Puchero?
— Largo — le dijo cerrándole la puerta en la cara y al voltearse se dio cuenta de que los demás seguían adentro — ¡Ustedes también! — Les gritó apuntando a la puerta y fue respondido al instante al ver como casi se atropellaban para salir — creo que tengo migraña — se dijo a si mismo, afrentándose la sienes con una mano.
Los niños se reían estrepitosamente ante las palabras de su papá. Y es que imaginándose a su papá haciendo enojar a su padre era sumamente divertido.
— Claro, rían de mi desgracia — les dijo son el ceño fruncido — su papá era un verdadero granuja.
— Oh Sev, pero si yo te amo tanto que tenía que demostrártelo de una manera.
— Una declaración pública no era lo que me esperaría de ti, Harry.
— Pero te encantó. Admítelo — le dijo moviendo sus cejas sugerentemente.
— Nunca — dijo cruzándose de brazos y abrazando a su esposo en el proceso — mejor sigue con la historia, que no la recuerdo muy bien.
— Si papi — dijo la pequeña Casiopea — que más pasó.
— Quiero saber que mas hiciste — le pidió Antares.
— Ahora que recuerdo — dijo riéndose — después de eso pasó lo del lago.
— ¿Lo del lago? — Preguntaron ambos menores.
— Oh, si. Lo recuerdo — dijo Severus, mirando a la nada — eso no me hizo nada de gracia.
— Si, fue un poco peligroso — dijo pensativo.
— ¿Peligroso? ¡Casi mueres! — dijo elevando la voz.
— Ay, Sev. No exageres que asustas a mis hijos — le dijo besándolo al voltear el rostro — déjenme contarles como pasó.