2° Capitulo
Los niños miraban a sus padres y no preguntaban nada, pero cuando llegó a esa parte del relato, fue la menor que intervino.
— ¿Papi, mi papá se iba a casar con una señora?
— No lo sabía, mi niña — le dijo acariciando la cabecita de la chiquita — ahora les sigo explicando.
Harry sentía un nudo en la garganta y como el mundo empezaba a dar vuelta a su alrededor.
— ¿Estas bien, muchacho?
Harry volteo el rostro y quedó mirando a la mujer a un palmo de distancia. Era una mujer mayor. Por lo menos las manos y una que otra arruga en su rostro lo demostraba, pero tampoco podía ser demasiado. Sus ojos mostraban dureza, pero un amor infinito al mismo tiempo.
¿Esta mujer realmente amaba a Snape?
¿Ella es el tipo de mujer que podría ganar el corazón de su profesor?
— No se preocupe. No me pasa nada — se trató de ir, pero al avanzar la mujer llamó su atención.
— No es bueno lo que hace, jovencito.
Harry se quedó de una pieza y fue incapaz de volver a dar un paso, pero aun así no se volteo.
— No se de que…
— No eres bueno mintiendo — lo cortó la mujer — estabas vigilando la entrada del despacho de Severus.
— Yo no…
— ¿Hay algún lugar donde podamos hablar?
Harry miró a la mujer como si existiera un monstruo tras ella, pero finalmente no sabía nada de que podrían hablar esa mujer y él.
— Te prometo que solo será un par de minutos, además — lo agarró del brazo y camino con él por el pasillo ¾ estoy seguro que me ayudaras a saber unas cuantas cosa de lo que hace mi Severus aquí.
— No se nada de eso, señora — Harry se soltó del agarre. Más que molesto por el tono posesivo de la mujer — lo que tenga que averiguar del profesor Snape, hágalo por otro lado. Yo me tengo que ir a clases.
— Oh, que carácter tan…. Particular.
— Con su permiso.
Harry salio al patio y camino un poco por el terreno. Trataba inútilmente de calmar sus celos. Por que si, estaba completamente celoso de lo que esa mujer tenía con su profesor de pociones. Sabiendo perfectamente que él no tendría nunca una oportunidad con el mayor.
Llego a las graderías del campo de Quidditch. No podía volver la clase de Herbologia y tampoco regresar a su habitación, por que la señora gorda no lo dejaría entrar, por ser horario de clase.
— Sabía que te encontraría aquí.
— ¡Merlín! — Harry se puso de pie, más que dispuesto a irse de ahí — no quiero ser grosero, pero no quiero hablar con usted lo que tenga que ver con el profesor Snape.
— Te gusta.
Harry abrió la boca impactado por las palabras de la mujer, pero de sus labios no salio el mas mínimo sonido, ni el más pequeño de los reproches. No dijo nada.
— Toma asiento muchacho. Tenemos mucho de lo que hablar.
Harry estaba realmente anonadado, por lo que sin ser muy conciente de lo que hacía, se sentó junto a la mujer.
— Bien, primero que nada me presento — le dijo estirando la mano — mi nombre es Eileen Prince.
— Harry Potter — saludó, sin ser muy atinado en unir cabos.
— ¡Oh, el famoso chico que venció!
— No me gustan los títulos — le dijo fastidiado — y no. No me gusta Snape.
— No es como si fuera a creerte de buenas a primera.
— Esto no va a llegar a nada — le dijo parándose.
— Yo puedo ayudarte — le dijo como si no fuera la gran cosa — solo si quieres.
— Y no quiero — siguió caminando.
No quería pensar en nada. Muchísimo menos en lo que esa extraña mujer le había dicho.
Hermione vio llegar a Harry y lo asaltó a preguntas. Ya por la décima pregunta, Harry se hartó.
— ¡Ya Hermione! — Le gritó, llamando la atención de todos los demás, por lo que optó por llevársela de allí y se fueron a un pasillo del tercer piso — mira, esa mujer no era espía, ni tutor de ningún alumno, ni nada por el estilo.
— ¿Entonces quien es?
— ¿Pariente de Snape? — le dijo aun dudoso.
— Bien. Eso no lo sabia — dijo mirando hacía el bosque — ¿Snape tiene parientes?
— Supongo que si, si me encontré con ella.
— Oh, pues… ¿Qué pasó?
— Nada — le dijo dándose vuelta. No le iba a contar a su amiga el plan de esa mujer — pero ahora supongo que ya se fue.
— Bien — lo miró con cara de saber algo — hay algo que no me estas diciendo.
— Por supuesto que no.
— ¿Y quien es la susodicha?
— Supongo que su prometida.
— ¿Su prometida? — le dijo dándolo vuelta. No era tonta. Sabía perfectamente lo que su amigo sentía por el frío profesor — ¿Cómo lo supiste?
— Le decía que quería una boda luego — miró hacía afuera — no se, supongo que será la suya.
— ¿Y sabrás por casualidad su nombre? — le preguntó. Esperando poder averiguar algo mas para ayudar a su amigo.
— Claro — le dijo mirándola — Eileen Prince.
— ¿Eileen Prince? — le dijo aguantando su sonrisa, cosa que no pudo evitar al final.
— No se de que te ríes — le dijo molesto — acabo de perder una oportunidad y tú te burlas de mi.
— ¡Oh Harry! — Le dijo abrazándolo — claro que no has perdido nada.
— ¿A no?
— Claro que no, tonto — le dijo dándole un golpecito en la cabeza — esa mujer es la madre de tu amado.
— ¡¿Su madre?! — eso si que lo impactó.
— Claro. No entiendo como dices estar tan enamorado si no sabes ni siquiera el nombre de su madre.
— Bien — dijo avergonzado — en mi defensa debo decir que no sabia que la mujer viviera.
— Entonces cambia esa cara y animo.
— Quizás mas de lo que te imaginas — se dijo para si mismo — lo siento, Hermi, pero me tengo que ir.
No esperó la respuesta de su amiga y salió corriendo. Quizás aun pudiera encontrar a la señora Prince.
Probó suerte y se dirigió al campo de Quidditch y ahí la encontró.
— Así que te decidiste ¿Verdad?
— ¿Usted es su madre?
— Te costó reconocerme, pero si. Soy la madre de Severus.
— ¿Por qué quiere ayudarme? — esa duda lo mataba — ¿Qué interés tiene usted en que yo logre conquistarlo?
— Eso es fácil de responder — le dijo mirando a la entrada del castillo — eres bueno, lo sé. Tienes un corazón bondadoso y eres capas de hacer feliz a cualquier persona — lo miro y le sonrió — no te creo capas de engañar y sé que lo amas. Tus ojos estaban apunto de derretirse cuando me viste salir de la oficina de mi hijo.
— Pensé que usted… que era su prometida.
— No estoy muy a favor del incesto — le dijo sonriendo — además… eres realmente hermoso. Por lo que mis nietos serían una monada.
— ¿Ni... nietos? — le dijo al tiempo en que los colores se le subían al rostro.
— Muchacho. Concentrémonos en que mi hijo fije sus ojos en ti y luego piensas en la concepción de los pequeños.
Si era posible, las mejillas se pusieron aun más roja.
— ¿Qué es lo que pretende?
— Primero, que note tu presencia.
— Creare. Nota bastante mi presencia — le dijo desviando la mirado — mire, no se si lo sabe, pero Severus me detesta.
— ¿Así que lo llamas por su nombre? — le dijo alzando una ceja y curvando su boca en una sonrisa.
— Ya sabe lo que siento. No tengo por que decirle profesor en su presencia.
— Y tampoco le dirás así en presencia de los demás.
— ¿Disculpe? — le dijo mirándola como si estuviera demente.
— Si mi hijo no sabe que lo amas ¿Cómo crees que se dará cuenta?
— Si, entiendo eso, pero no cree que es demasiado extremo.
— No — le dijo sin mayor problema — tienes que tener en cuenta que mi hijo no es muy adepto a tener pareja y si no le tiras en la cara el amor…
— No lo sabrá — suspiro y se dejó caer — bien, pero será difícil.
— Te servirá de entrenamiento.
— ¿Entrenamiento de qué?
— Cuando te cases con mi hijo le llamaras por su nombre — le dijo obviando sus palabras — ¿Por qué no pretenderás decirle profesor a tu marido, verdad?
— ¿Ca… casarnos? ¿Marido? — le dijo con los colores en el rostro al máximo — ¡Ni siquiera se si va a resultar!
— Si empiezas a pensar así, no conseguirás nada — le dijo con seriedad — tienes que estar convencido de que conseguirás el corazón de mi hijo.
Harry la miró, tratando de encontrar una razón por la que esa mujer quisiera engañarlo, pero aun con todo lo que le había dicho, no pudo saber nada en que lo detenga se seguirle la corriente.
— Bien — dijo con resignación — haré lo que me diga.
— ¡Perfecto! — Le dijo abrazándolo fuertemente — comenzaras por lo mas fácil — le dijo soltándolo — harás que mi hijo se de cuenta de lo que sientes por él.
Harry la miró como si estuviera completamente loca, cosa que posiblemente fuera así.
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