Capitulo VI
Los niños se reían de las historias que Harry les contaba y de las caras de desagrado que ponía Severus, a medida que el relato iba a avanzando.
—¿No es muy tarde como para que sigan en la cama?
Los cuatro en la recamara se voltearon para mirar todo en dirección a la puerta.
—¡Abuelita!
Los niños se bajaron corriendo y fueron al encuentro de la mujer que extendía los brazos para recibirlos.
—¿Qué hacen aquí, madre?
—Oh, como siempre. ¿Cuándo será el día en que me recibas con los brazos abiertos, un beso en la mejilla y un “que gusto por verte aquí”?
—El día que llegues avisando con anticipación… ¿Quizás?
—Demasiado aburrido —dijo dándole un beso a Harry —¿Cómo estas, cariño?
—Bien, Eileen —le respondió divertido —¿Algún motivo en especial por el que hayas venido?
—Claro que si. Siempre tengo que tener un motivo para venir, sino, me quedaría tranquilamente en mi casa viendo el atardecer con una coma de Whisky.
—Al grano, madre —le dijo con desgano.
—Tan angelical como siempre. Aun no entiendo que fue lo que te vio Harry. Y como es que los niños son unos amores teniéndote como padre —dijo elevando los hombros, de manera dramática. —Venía por los niños. Me gustaría llevarlos de compras al Londres muggle. Hay unas cosas hermosas que me encantaría comprar y se que los chicos me ayudaran en eso perfectamente.
—¡¿Podemos ir, podemos ir, podemos ir?!
Los niños se habían lanzado contra quien mas problemas podría dar. Severus.
—Esta bien, pero compórtense con su abuela. Recuerden que los años cansan.
—Que simpático —dijo desviando la mirada —Bien niños. Vamos andando y llegaremos a comer a ese restaurante que tanto nos gusta.
Harry respiró tranquilo cuando toda la batahola terminó.
—Deberías de dejar de discutir con ella, Sev.
—Como ella misma dice. Es demasiado aburrido si no lo hago —lo atrajo para que quedaran nuevamente en la misma posición en que habían estado con los niños. —¿Por qué no me cuentas mejor el como fue que hicimos a Antares?
—Eso sería bueno.
Harry se volteo y le besó de manera apasionada. No eran muchas las oportunidades que tenían de quedarse solos y tenían que aprovechar. Aunque en su mente se repetían una y otra vez como se dieron las circunstancias de la concepción de su primer hijo.
Habían pasado dos meses en los que Harry no daba su brazo a torcer y a Severus le costaba cada vez más, resistirse a los encantos de ese insolente joven.
No había dejado de hablar con Eileen, y de seguir cada una de sus instrucciones de conquistas.
Le había mandado obsequios. Libros de pociones que muy difíciles de conseguir o ingredientes para las mismas que podían costar lo que ganaba un servidor publico en un año.
Y ahora volvía a escuchar como golpeaban la puerta de su despacho. Lo peor. Es que aun sabiendo quien estaba tras la puerta, estaba impaciente por comenzar a discutir y que la discusión terminara como siempre.
—¿Qué quieres ahora, Potter? —Le dijo con aire cansado, pero aun así, apartándose sutilmente de la puerta para dejarle entrar.
—Tengo una pregunta sobre la poción que vimos hoy.
Y ahí estaba la excusa barata de esta ocasión.
Que si no era un problema con pociones.
Que si Malfoy tuvo la culpa de la detención que le había puesto
Que si su madre le había mandado un mensaje
Y así cada noche. Levantando cada vez una excusa más tonta que la anterior y él, asiendo como que las creía todas.
—Y dime, Potter —le dijo caminando a trabes de la habitación. Sintiéndose lo suficientemente cansado con seguir con ese juego de tira y afloja —esta vez vamos a discutir primero, o vamos ir directo al grano.
Harry sonrió y se acercó al hombre. Pudo haberse puesto a saltar por todo el lugar, pero estaba seguro de que sólo perdería tiempo valioso.
Severus lo acercó por la cintura y no esperó más tiempo. Quería besarlo ahora, sentir el calor de su piel oprimiéndose contra él.
Apretó sus labios de manera hambrienta. Abrazándolo, recorriendo con sus manos el cuerpo del joven que le devolvía el beso con la misma o mayor intensidad.
Harry amaba que todas las discusiones que terminaran de la misma manera. Él se acercaba al hombre que retrocedía en un vago intento por poner distancia entre ambos y al final lo besaba de la misma manera.
Pero ahora era diferente. Severus le había incitado a que se acercara y empezaran a comerse la boca como si no existiera nada más.
Severus estaba demasiado caliente. Había tenido que aguaitar toda la maldita clase que tuvo con los Gryffindor, mientras Harry le miraba de manera sensual y a veces se mordía los labios cuando él pasaba. Y ahora lo tenía entre sus brazos, gimiendo al sentir como apretaba su trasero.
—Oh si —Pasó sus brazos por el cuello del mayor y se dejó arrastrar al sillón que estaba cerca de ellos.
—Si no nos detenemos ahora, tendremos muchos problemas —le dijo Severus, depositándolo de espaldas en el cómodo mueble y poniéndose sobre él, mientras besaba su cuello de manera golosa.
—El único problema que tendremos es que… ¡Oh Merlín!… que si no sigues tú, lo sigo yo.
Severus sonrió de lado, al verlo hablar con los ojos cerrados y exponiendo su cuello de manera descarada.
Ambos habían esperado demasiado y al siguiente día, las clases por fin abrían terminado.
Harry se iría del colegio y Severus estaba más que seguro de que iría a la casa de su madre. Lo había aprendido a conocer demasiado bien desde que toda esa locura había empezado y sabía que su madre no perdería la oportunidad de ayudarle atraparle completamente.
Fue desabrochando la camisa del chico, luego de haber casi arrancado el chaleco que traía puesto y tirarlo por ahí.
Harry no se quedaba atrás. Quería sentir a Severus y si esta vez iba a lograr que Severus llegara al final quería que ambos estuvieran en igualdad de condiciones.
El mayor fue bajando por su pecho, dejando besos en cada parte que tenía a su alcance. Llegó hasta los pezones del chico y prácticamente se lanzo contra ellos, chapándolos, besándolos, mordiéndolos. Escuchando los leves gemidos de Harry que trataba de tomar aire de donde fuera, por que estaba envuelto.
Harry arqueaba su cuerpo y en un momento de desesperación elevo sus caderas, haciendo que sus miembros se rozaran de manera deliciosa.
Ambos gimieron y se besaron de manera famélica.
Severus no estaba para rodeos. Estaba seguro que no sería la única vez que le haría el amor a Harry, por lo que los juegos previos los dejaría para una ocasión en que no estuvieran a punto de explotar. Terminó de quitarle toda la ropa, mientras el chico tironeaba de la suya para quitársela de una vez por todas.
Levantó al chico pasando una mano bajo su cintura y lo hizo sentarse sobre su regazo. En ningún momento dejaron de besarse, ni siquiera cuando Severus empezó a meter sus ensalivados dedos en el ano de Harry para poder ensancharlo.
Harry sentía como los dos dedos de su amante entraban fuerte y constantes, golpeando u próstata de manera maravillosa. Sabía perfectamente que no soportaría demasiado, pero quería hacer algo antes de que ese falo entrara en su cuerpo. Se removió entre los brazos de Severus y vio como lo miraba dudoso.
—¿Qué ha…? ¡Oh Merlín!
Harry se había agachado y tomando el miembro despierto del hombre para llevarlo a su boca y apresarlo entre sus labios.
Severus creía que se iba a volver loco. Sentir como la mano de Harry presionaba el tronco de su pene y con su lengua recorría el prepucio y después empezó a mover ambas manos. Una se movía de arriba a abajo y con la otra torturaba sus bolas. Creía que no podía aguantar mas, mucho menos cuando Harry aspiro y sintió como si su alma hubiera salido de su cuerpo.
>>¡Ya no puedo más!
Sujetó a Harry de las caderas y lo hizo sentarse nuevamente sobre su regazo, pero antes de sentarlo completamente acomodó su pene en su entrada y lo hizo descender lentamente.
—¡Oh… si!
—¡Merlín!
Se quedaron quietos por un par de segundos, pero ninguna esta muy a gusto con esperar más y fue Harry el que empezó a ondular las caderas sobre el miembro de Severus. Entendiendo lo que quería Harry, le ayudó a subir y bajar de manera vehemente.
Harry sentía como el miembro de Severus golpeaba en su interior y como se hundía cada vez mas.
Severus lo atrajo por la nuca para poder besarlo mientras su miembro era aprisionado de manera deliciosa. Hasta que ambos sintieron que ya no podían más y se derramaron en el otro.
—Si… eso fue realmente genial —Harry estaba sentado a horcadas sobre su esposo.
En algún momento del recuerdo, el mayor lo había tomado y lo había dado vuelta dejándolo sentado sobre él.
—Lo fue —Severus estaba más concentrado en devorar el cuello de Harry, que en recordar lo que ya habían hecho. ¿Para que recordar si podían hacerlo ahora mismo?
—Y luego vino lo de Antares.
Y ahí se fue toda la pasión.
No es que sea un mal recuerdo, pero su pasión se veía mermada con los mejores momentos de su vida.
Severus llegó a la casa de su madre. Le había mandado un mensaje que era urgente el que llegara a casa lo antes posible.
—¿Qué paso, madre?
Eileen estaba parada en la barra de la cocina con un baso de agua en la mano.
—Pasa que eres el mayor irresponsable que he tenido la dicha de conocer.
Severus arqueo la ceja y se cruzó de brazos.
—¿Puedo saber por que me dices eso?
—Claro… pero yo no te lo diré —dejó el baso en el lavaplatos y salio de la cocina —ve con tu pareja. Esta en el jardín.
—¿Harry esta aquí?
—¿Tienes otra pareja que pueda venir aquí?
—Gracias, madre —dijo saliendo de la cocina. A veces su madre le creaba neuralgia.
Severus salió al jardín y lo vio enseguida. Estaba sentado en una de esas sillas de playa que su madre tenia junto a la piscina.
Se fijo que estaba diferente. Se amasaba las manos y parecía más blanco de lo normal. Como si estuviera asustado.
>>¿Harry?
—¡Severus! —Harry llegó a saltar y terminó parándose y quedando frente a su pareja.
—¿Qué pasó? —Severus supo enseguida que algo malo estaba ocurriendo. Su pareja era un joven que gustaba de saltarle encima en cuanto lo veía y ahora Harry parecía querer mantener la distancia con él.
—Prométeme que no vas a odiarme.
—¿Y tengo que jurarlo? —Le dijo divertido, pero el chico parecía rogarle con la mirada —Bien, Harry. Prometo que digas lo que digas no voy a odiarte.
—Recuerda que lo juraste —le dijo aun manteniendo la distancia y viendo que Severus asentía —Estoy esperando un bebé.
Severus se quedó en un universo paralelo en el que su hermoso Harry tenía la brillante idea de decirle que estaba esperando un bebé, pero salió de el para mirar a su pareja frente a él.
—Ah, disculpa, creo que me distraje un momento.
—No. No te distrajiste, Severus. Te dije que estoy esperando un bebé. A tu hijo… tengo casi tres meses.
—Amor… —quería decirle que no podía ser así por que sólo habían hecho el amor una vez, pero se detuvo al darse cuenta de que la única vez que estuvieron juntos fue hace casi tres meces, cuando Harry estaba a un día de salir de Hogwarts. —Entonces es verdad.
—Si… Severus, yo se que esto no es lo que querías, y que probablemente dirás que fui un irresponsable y que no tengo edad para tener un hijo, mucho menos amarrar tu vida a la mía de manera tan baja y ruin, pero tu dijiste que no me odiarías y eres una persona que cumple su palabra…
Su perorata fue cortaba de manera dulce por Severus, que al ver la desesperación en las palabras de su pareja lo atrajo en un beso apasionado.
—No te odio, Harry. Ciertamente va a ser difícil, además de los problemas de la gente cuando empiecen a hablar y las explicaciones que tendremos que dar, pero te convertiste en la persona más importante para mi y un hijo sólo te hace mas invaluable a mis ojos.
Eso era preciosamente lo que Harry necesitaba escuchar.
>>Además de que nos tendremos que casar.
Y eso… fue lo único que necesito para colgarse de su cuello y besarlo emocionado.
—Es un bello recuerdo.
—Si. Lo atesoro en el fondo de mis recuerdos —le dijo besándolo. —Ahora, ¿Podrías seguir besándome y haciéndome el amor en lo que Eileen vuelen con los niños?
Severus tomó su varita y selló la puerta para poder complacer a su esposo en todo lo que quisiera.
En un restauran de la zona más elegante de Londres. Eileen compartía con sus nietos una agradable cena luego de ir a comprar los regalos que los chicos querían hacerles a sus progenitores por el día del padre.
—¿Qué les regalas tú, abuelita? —Le preguntó Antares, mientras tomaba de su bebida.
—Oh, no les regalare nada material.
Ella sabía que Severus y Harry estaban celebrando ene ese momento el día del padre. Ella simplemente llegaría con los niños el día siguiente. Con el poco tiempo que tenían normalmente para estar solos, seguramente ni recordarían que ella se los llevó.
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